Con la excusa de regar unas anchoas mediterràneas y
unos mejillones de roca he podido disfrutar de un vino blanco de la
D.O Priorat que calificaria de sorprendente. Se trata del Blanc de bótes 2008 que
comercializa la bodega familiar Clos
Berenguer a partir de viñedos viejos. Reconozco que no habia
considerado el blanco del Priorat como una opción ya que los caldos más
apreciados y comentados de esta D.O son los tintos; no obstante la cata
experimental ha resultado excelente.
La
botella, después de dar buena cuenta de su contenido...
El vino está compuesto por las variadades de uva Garnacha blanca al 50%, Xarel.lo al 40% y Pedro Ximenez al 10% . El dulzor de este ultimo porcentaje,
algo exótico en la D.O, sin duda se nota, creedme.
Me da la sensación de que es un vino blanco maduro (6 meses en barrica)
pero que no pierde frescura. El color dorado-verdoso es ya de por sí
llamativo pero lo sorprendente viene con los aromas a fruta blanca (piña y
pera), miel, almendras y un ligero rasgo terroso característico en estos vinos.
A pesar de esta sinfonÍa aromática no le faltan las notas de frescura y floralidad del vino blanco, tan
apreciadas en estos tiempos de canícula. Es un vino complejo, con alta
graduación (13,5º), pero agradecido, que convence a la primera. Si lo que
se busca es un blanco habitual este no es el vino que elegiría, pero para
el que disfrute con nuevos sabores se trata de una apuesta de éxito
seguro; el vino gusta y gusta mucho.
Os recomiendo que lo probéis…
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