En 1640 la Virgen
del Pilar obró un milagro en la persona de Miguel Pellicer haciendo brotar de
su muñón una nueva pierna después de que
le fuese amputada casi tres años atrás.
Este hecho sucedió en Calanda, municipio de la provincia de Teruel. No obstante ese no es el único hecho
transcendente que allí ha acontecido;
esta tierra a la vez agreste y
soleada, origen de Luís Buñuel y la Rompida de la Hora, produce un manjar anual como si de un don del Altísimo se tratara: el melocotón (Prunus Persica).
De paso por Calanda
he adquirido una buena cantidad de melocotones con esta denominación de origen. La relación calidad-precio es, nunca mejor
dicho surrealista; un quilo ronda los
60 cts. ; sabed que el calibre de cada
pieza oscila entre los 70-80 mm (son muy grandes…) con lo que tres piezas ya
son más de un quilo; finalmente me he
llevado una caja de 12 quilos de melocotones que es lo que se estila en la zona
para repartir entre la familia.
¡Qué melocotones!
Este fruto de
origen oriental (de ahí su nombre científico)
recibe en esta zona del Bajo Aragón una serie de cuidados de cultivo
específicos y totalmente artesanales que
contribuyen al magnífico resultado final.
Por una parte tenemos el vaciado
que consiste en eliminar hasta
un 70% de los frutos incipientes del árbol
para que los que quedan ganen
tamaño y mejoren el sabor. A principios
del verano se realiza un embolsado
individual para conservar la
salubridad, limpieza y color del melocotón. Gracias a estos procedimientos
obtenemos un melocotón grande, uniforme y sin marcas en la piel.
La primera
particularidad de este fruto es un potente efecto
ambientador; desprende un olor
agradable e intenso que anticipa su
sabor. Huelen a verano. El color es predominantemente naranja-amarillo pajizo en ocasiones con manchas pálidas rojizas, en la pulpa predomina el color
amarillo. Presenta bastante pelusilla
que se retira con facilidad con el
obligado lavado de toda fruta. La piel es bastante fina y se mezcla con la carne de la pulpa con un
ligero masticado; diría que se puede y se
debe consumir a no ser que se tengan objeciones insalvables con esta
parte de la fruta.
Como ya habréis supuesto, el sabor de la pulpa es
excepcional, muy dulce y jugosa, con una
textura de la carne densa y bien adherida al hueso. En otro orden de cosas existe la variedad almibarada de melocotón de Calanda que vamos a reconocer,
además de por su sabor porque conservan el hueso, así que hay que comerlo sin
prisas… En resumen; se trata de una fruta en estado de gracia que bien se
merece una pasadita por esta comarca.
Fuentes:
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