miércoles, 28 de noviembre de 2012

APFELSTRUDEL

Apfelstrudel, un vals en tu cocina...
Este fin de semana me he lanzado a preparar el clásico postre vienés; he cocinado dos versiones; por desgracia mis pobres compañeros probaron la experimental. No sabéis cuánto lo siento. Como una paradoja del destino con las sobras del primer intento me salió una segunda versión bastante más aceptable y es la que quiero compartir con vosotros. El apfelstrudel (del alemán,  remolino de manzana) parece ser un postre que los soldados turcos dejaron como herencia  a  la Viena del  siglo XV y  no puedo negar que se perciben reminiscencias árabes en este postre de masa hojaldrada y frutos secos, no obstante  hay elementos que se añadieron más tarde de acuerdo con las convenciones gastronómicas del Imperio austrohúngaro
 Para dos personas vamos a necesitar los siguientes ingredientes:
- 5 hojas  de pasta philo
- 2 manzanas reineta
- 100 g de pan rallado
100 g de azúcar moreno
- 60 g de nueces peladas y troceadas
- 30 g de piñones
- 30 g de almendras peladas crudas y machacadas
- 60 g de pasas sultanas
- 150 g de mantequilla
- 1 cucharada pequeña (c) de  canela molida
- 1/3 c de nuez moscada
- 1/3 c de clavo
- 30 ml de  licor tipo ron o brandy  para remojar las pasas (opcional)

Para su elaboración seguiremos los siguientes pasos:
a)  Freímos el pan rallado con 100 g de mantequilla en la sartén hasta que  se tueste. Reservamos.
b) Mezclamos en un recipiente las manzanas peladas y troceadas  en tacos con los demás ingredientes  menos una parte de almendras, una parte de azúcar y la mantequilla restante. Esta mantequilla la metemos en el micro un minuto hasta que se licue.
c) Pintamos bien todas las hojas philo con la mantequilla a la vez que las vamos superponiedo. Colocamos el preparado  en el centro y hacemos un envoltorio tipo paquete,  pintamos la superficie con  mantequilla de nuevo. Lo colocamos, con cuidado de no romper,  sobre una hoja de papel de horno.
d) En el mortero picamos las almendras y el azúcar y espolvoreamos por encima del paquete. 25 minutos a 180º por arriba y abajo bastarán.

Una vez horneado  se puede acompañar de una crema inglesa caliente, aunque no es imprescindible. 

El resultado es un dulce con cubierta ligeramente crujiente,  muy aromático,  con tropezones  de frutos secos y  manzana y un ligero toque ácido. Como el apfelstrudel,  el músico L. Devorak y su famosa obra  Sinfonía del Nuevo Mundo son también un claro exponente de la cultura austrohúngara .  A este postre y a esta sinfonía  les une la contundencia, la exquisitez y un puntito de romanticismo; son como la esencia de Bohemia y Austria. Escucharla es ya como saborearlo: http://www.columbia.edu/cu/cuo/F2002-7.mp3  (IV mov.)

Guten Appetit!!!

martes, 20 de noviembre de 2012

RESUELVECENAS SANOTE

No es un plato para mascotas...
¡Hola  gastrópicos! Hoy os quiero presentar un..., un.... ummm bueno es un chisme que sirve para cocinar a microondas u horno y queda todo bastante digno en pocos minutos.   No es propiamente una olla porque este recipiente esta fabricado en silicona antiadherente dice el fabricante que  catalizada con platino.  Tiene la particularidad de cocinar los alimentos  en sus propios jugos  (cocción tipo papillote) lo que mantiene de una manera sorprendente los sabores sin regustos extraños y con bastante poco o nada de aceite.

Casi todos los platos que he cocinado con el chisme me han resultado aceptables aunque hay que reconocer que no es una excusa para retirar el resto del menaje:

- Arroz al curry con gambas:  en 10 minutos. Resultado algo insípido debido  a que el arroz era de tipo basmati, comestible.
- Verduras variadas a las finas hierbas: en 6 minutos. Excelente textura y  sabor, al dente.
- Merluza con puerro y zanahorias: en 9 minutos un plato completo.
- Tortilla de patatas: en 10 minutos. Bueno, salvando las distancias el resultado no está nada mal.
- Compota de frutas: en 6 minutos con unos aromas a canela y clavo inconfundible; muy intenso.

...tampoco un tupper
El lado negativo: alguien se levantó una mañana pensando en hacer el recipiente de cocina con la forma  más rematadamente rara y  salió este chisme.  Si me dicen que es un comedero para gallinas me lo creo; su forma no tiene ningún objeto; es puro divertimento del fabricante... Por otra parte hay que lavarlo  (acepta lavavajillas) y airearlo bien porque tiende a conservar el olor del  último cocinado (en absoluto lo transmite al siguiente)

Bueno, espero que os animéis a usar este artefacto  y más cuando sepáis que solo cuesta 19'90 €.  Por este precio tendréis aseguradas un buen número de cenas  rápidas y sanas.

domingo, 11 de noviembre de 2012

EL ASCO (Reflexión sobre la percepción del asco)


  Un niño. Plato de acelgas. El pequeño arruga la nariz, el labio superior se eleva y saca la lengua.  Está experimentando asco.  Nos suele pasar lo mismo cuando olemos una Torta del Casar  (buenísima por  otra parte)  e incluso  podemos llegar a la náusea  ante alimentos en mal estado. Todos sentimos asco ante ciertos platos  como si fuese el reverso del apetito.
¡Puag!
 No obstante el asco no es una emoción  innata, sino que se desarrolla con la socialización y la influencia de la cultura. Diferentes estudios demuestran que los recién nacidos no  manifiestan asco ante alimentos que sí lo producen en los adultos, de hecho todos conocemos  casos del bebés que comen tierra, bichitos  y otras guarredidas ante la estupefacción (que antecede al asco) de los adultos colindantes. Lo que sí parece innata es la expresión facial de asco.
La emoción del asco tiene una función evolutiva ya que servía a nuestros ancestros homínidos para rechazar según que sustancias tóxicas o incomestibles. Por este mismo motivo olisqueamos el tetra brick de leche  antes de probarla (lo extraño es que suele tener un olor bastante desagradable aunque la leche no esté en mal estado....)

Caracoles. O los adoras o los detestas...
 Todos expresamos el asco de la misma manera, pero no  a todos nos dan asco las mismas cosas. Algunos alimentos repugnantes en unas culturas en otras son excelentes viandas de día festivo. En este sentido nuestra cultura-identidad nos enseña lo que debe causarnos asco y lo que no; está claro que la Torta del Casar no es tóxica, pero nuestra herencia genética no entiende de delicatessen extremeñas y, ante su intenso olor dispara la función del sistema límbico cerebral que regula  el asco. Quien pertenezca a una cultura diferente a la mediterránea  se lo pensará dos o tres veces antes de lanzarse a probar este queso. Y es que la cultura en la que crecemos condiciona nuestros gustos y ascos; cabe decir que este aprendizaje contiene también elementos morales; relacionamos lo asqueroso con lo malo (¿hablamos de lombrices o cucarachas?, en un blog gastronómico mejor que no...) No obstante hay alimentos que nos sacan de esta lógica:
  •  Queso de Cabrales (Arenas de Cabrales, Asturias, a15€/kg aprox. ) se caracteriza  por su cubierta de hongos penicillinum.
  •  Café Kopi Luwak (Indonesia, a  72,50 € /150g) proveniente de heces de gineta.
  •  Artrópodos en general; mientras que consideramos un manjar la clase crustácea nos parece repugnante (no solo su ingesta, sino su simple visión) los artrópodos arácnidos.
Quizás no en todos, pero en algunos casos vencer el asco aprendido nos puede abrir la puerta a sabores, texturas y olores que son  gastronómicamente inigualables. 


Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Asco
http://www.inspirulina.com/asco.html
http://enbuscadeantares.com/2010/07/29/conoce-tus-emociones-repugnancia-y-desprecio-enemigas-de-las-relaciones-personales-o-laborales/

    martes, 6 de noviembre de 2012

    PANELLETS (receta mejorada)


      Si no tenéis mucha prisa acompañadme a través de la noche de los tiempos cuando  dioses paganos regían las existencias de nuestros antepasados. Sobre los enterramientos  depositaban ofrendas y viandas para el difunto con la esperanza de que lo  acompañaran y nutrieran. Era importante que el pan  del difunto resistiese los días que duraba el trayecto hacia el más allá. Esta característica  de durabilidad, junto con una gran carga calórica, la poseen los panellets, por lo que según la leyenda, eran panellets los panes  que los muertos se llevaban en su transcendente viaje.  Este dulce, con origen en Catalunya  y territorios como València  y las Illes Balears se consume hoy especialmente entre los meses de octubre y noviembre,  levemente conectado  todavía con su connotación fúnebre. En época cristiana se atribuye este manjar a las viandas que les eran servidas a los fornidos campaneros para poder tocar a difuntos sin descanso a lo largo de la noche del 1 de Noviembre, como era precepto según los usos litúrgicos. En cualquier caso  hoy se siguen consumiendo estos dulces acompañados de moscatel o vino rancio justo acabados de estrenar  los efectos del solsticio de invierno.

    El cocinado de los panellets es tan sencillo que hasta un niño los puede elaborar. De hecho en las escuelas y familias con frecuencia son ellos los reposteros protagonistas. Pero no os dejéis engañar: un buen panellet esponjoso, digestivo y aromático no es tan simple como parece. Es fácil que, bien por exceso de azúcar, bien por un horneado demasiado intenso, los panellets no pasen de ser peligrosos proyectiles requemados que reproduzcan los mismísimos ardores del  infierno en vuestros delicados estómagos. (¿qué fue primero el Almax o el panellet demasiado hecho?)
    Panellets regados con vino rancio.

     Para un bandeja de  10-15 panellets variados vamos a necesitar:
    - 250 g de almendra cruda molida (el ingrediente más caro y exclusivo)
    - 75 ml de agua. 
    - 100 g de piñones (le va a la zaga a la almendra)
    - 180 g  de azúcar
    - 200 g de patata
    -  50 g de coco rallado
    - 25 g de almendras tostadas
    - 1 huevo (clara y yema por separado)
    - 1 limón
    - 3 cerezas confitadas

    Para su elaboración vamos a utilizar una masa base que después adornaremos con diferentes ingredientes:

    a) Hervimos las patatas y hacemos un puré seco que reservamos hasta que se enfríe. Hacemos un sirope con el agua y el azúcar hasta que hierva.
    b) Añadimos el azúcar, la almendra molida y las ralladuras de limón. Mezclamos hasta que quede una masa ligada,  la textura de este mazapán  no debe ser demasiado  flexible de manera que la masa se rompe si la estiramos. Removemos bien y reservamos hasta que se enfríe. Entonces añadimos la clara de huevo y volvemos a ligar con energía.
    c) Reservar en la nevera 4 horas (mejor de un día para otro)
    d) Si queremos elaborar panellets de piñones: hacemos bolitas con el mazapán de 1'5cm de diámetro aprox. Seguidamente untamos cada bola con la clara del huevo que sirve como pegamento para los piñones (este proceso no suele salir a la primera: paciencia) Por último los pintamos con la  yema del huevo.

    Si preferís los de coco:   a la vez que hacemos la bola con el mazapán añadimos coco y pintamos con la yema.

    Los de almendra se elaboran colocando una de las tostadas sobre la bola de mazapán, lo mismo para los panellets con cereza confitada. No olvidemos pintar con yema.

    f) Colocamos los panellets sobre papel vegetal y horneamos 5-10 minutos a 200º por  arriba y vigilando que no se quemen. Se consumen fríos y se guardan cerrados en un bol fuera de la nevera. Duran hasta una semana después de hechos conservando su sabor y textura; ya sabéis:  se trata de llegar al más allá...

    Fuentes: